La gestión de la diferencia en la era contemporánea
En esta era contemporánea, gestionar la diferencia se ha convertido en un reto inimaginable. No todos los seres humanos estamos educados para la aceptación de lo distinto; por el contrario, la educación tradicional nos condiciona hacia lo convencional. Se habla mucho sobre la inclusión y los enfoques para abordarla, pero siempre me ha causado curiosidad cómo nosotros, los que vivimos en la diferencia, no vemos a los mal llamados regulares con prejuicios ni con miedos, ni de una manera distinta. Sin embargo, ellos a menudo, nos ven con temores y prejuicios, y a veces hasta como personas raras.
A lo largo de mi vida, he experimentado en carne propia lo que significa gestionar la diferencia en una sociedad que, debido a sus desconocimientos, tiende a etiquetar y a hablar de manera cruel de lo que desconoce. En estas circunstancias, uno necesita mucho apoyo emocional y un carácter jovial para sobrellevar tales barreras. Mi propósito de vida ha sido hacer que la sociedad y el mundo tomen conciencia de la importancia de la inclusión y la motivación. Me he dado cuenta de que muchas veces los regulares prepotentes y aquellas personas con actitudes negativas hacia nosotros, no son más que individuos llenos de miedos internos, derivados de su incapacidad para gestionar adecuadamente el significado de la diferencia.
Soy diferente… ¿cuál es la diferencia?
Ser diferente no nos hace ni débiles ni raros; simplemente nos convierte en personas con una perspectiva de la vida distinta, a menudo más profunda y humana. Sin embargo, me pregunto, si una sociedad tan avanzada tecnológicamente está realmente preparada para el manejo de la diferencia. No debemos creernos superiores por ser diferentes; somos iguales a los demás. Nuestra valentía y coraje se expresan en la capacidad de gestionar esta diferencia sin buscar privilegios, pero exigiendo nuestros derechos.
Es esencial comprender que, al ser diferentes, disponemos de otras herramientas para relacionarnos con el mundo externo. Nuestra labor es educar a los demás para que entiendan que en la diferencia se encuentra la riqueza de la vida. Uno de los retos más difíciles para nosotros, es pedir apoyo para realizar muchas de nuestras labores. No solo por lo que significa emocionalmente para nosotros, sino también porque ponemos a prueba a quienes les solicitamos ayuda.
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Existen personas que consideran que convivir con alguien con cualidades distintas es como tocar a Dios. Por otro lado, hay quienes no se sienten preparados para asumir el reto de ayudar a otro. El mayor desafío que enfrentamos como sociedad actual es educar a aquellos que no se sienten capaces de ayudarnos, a todos los que vivimos en la diferencia, y que tienen un miedo increíble hacia lo desconocido.
En última instancia, nuestra labor como sociedad debe ser propiciar el encuentro con aquellos denominados distintos aceptándolos sin mayores cuestionamientos tal como lo hacen, de manera natural, las personas con cualidades distintas sin prejuicios ni condiciones propiciando la apertura a un mundo cada vez más humano y diverso, en donde LO HUMANO SEA LO QUE NOS IDENTIFICA Y LO DISTINTO SEA LO QUE NOS UNA.
./EFS